Vis medicatrix naturae

Vengo sintiendo desde hace un tiempo en mi interior, una certeza que trae paz y armonía a mi vida y quisiera compartirla contigo que hoy lees este post.

Nuestro cuerpo sabe como sanarse, si hoy esta enfermo es porque ayer no lo escuchamos. Para escucharlo debemos reconectar con su ritmo interno y el fluir de nuestra energía vital.

La sanación implica retornar a nuestra esencia cíclica y orgánica. Escuchar el deseo de nuestros cuerpos, olfatear sus necesidades más sutiles. Reconocer en su ADN el código de las leyes del universo. Entender a travez de su movimiento los ciclos de vida y muerte. Honrar toda complementariedad que atraiga nuestra química. Saber extraer de nuestros alimentos nuestra la energía fuente de sanación primaria. Ver con claridad la infinita sabiduría de nuestro cuerpo, y no violar sus leyes básicas, para al final encontrar a través de éste el vehículo de nuestra misión de vida.

Volver al ciclo es un proceso de desestructuración y pérdida de control, es un proceso destructivo, de desmoronamiento de toda falsedad,  que nos invita a reconectar con la intuición y hacerle caso a lo que nuestro cuerpo nos dice,  darnos cuenta de cómo éste nos pide evolución y cambio.

En la vida corriente hemos hecho de lado esa esencia, nos hemos desconectado de la naturaleza de la tierra y el cosmos, nos hemos apartado como autistas de la esencia de nuestros cuerpos.

Es momento de reconocer estos patrones de desconexión para romperlos, volvamos a nuestra esencia corporal y natural, hagámonos nuevamente humanos con nosotros mismos.

Volvamos a lo cíclico, a lo orgánico y a lo circular, abandonémos el cuadrado monótono, angular y poco eficiente de la vida postmoderna y abrámonos a un fluir constante de nuestra energía vital.

Este fluir constante no solo acabará con todos nuestros dolores físicos, tambien abrirá con una llave dorada todo el potencial energético y espiritual de nuestros seres que hasta el momento se encuentra encerrado.